Para comenzar
Si vas a preparar pegamento para colocar revestimientos cerámicos, o
azulejos, tenés que tener en cuenta que la facilidad y comodidad de la colocación,
y el resultado final de los trabajos, van
a depender, entre otras cosas, del grado de humedad de la mezcla. Las mezclas pueden ser más fluidas
(más “líquidas”) o más pastosas (más secas). Con el tiempo, y la experiencia, vas
a poder preparar la mezcla simplemente “a ojo” pero, para iniciarte en estos
trabajos, conviene seguir las recomendaciones de los fabricantes en cuanto a la
proporción de polvo y agua.
Las proporciones
En las obras de construcción grandes, cuando se prepara pegamento para cerámicas en
cantidad, la proporción de agua suele calcularse, directamente, en relación a la
bolsa entera (generalmente de 30 kg). La indicación puede ser, por ejemplo, que
para una bolsa de pegamento se deben agregar 6 litros de agua. Lógicamente esas
cantidades se tienen que mezclar en mezcladoras mecánicas o, a lo sumo, en
tachos y usando batidores portátiles, o paletas mezcladoras montadas en taladros
de mano, y a bajas revoluciones (500 revoluciones por minuto).
Mezclador batidor mecánico
Pero como partimos de la base de que recién estás comenzando a colocar
cerámicos, te conviene ir a paso lento, y preparar el material en baldes, mezclando con una cuchara de albañil.
La preparación del pegamento en un balde
Cuando prepares pegamento para cerámicas en un balde siempre es
conveniente colocar primero el agua y, después ir agregando el adhesivo el
polvo. De esta manera te va a ser más fácil mezclar, y te garantiza que no se
te van a formar grumos que, a veces, son difíciles de disolver.
Balde y cuchara de albañil
La proporción, en general, del pegamento para cerámicas puede ir desde:
- 3 partes de polvo por una parte de agua (más fluida)
hasta
- 2 ½ partes de polvo por una
parte de agua (mas pastosa)
Se usa mezclas más fluidas cuando vamos a colocar
un piso cerámico sobre una carpeta en buenas condiciones, plana y bien
nivelada. En este caso la cantidad de pegamento por cerámica va a ser mínima, porque
no va a ser necesario agregar demasiado para rellenar, ni para nivelar, (en cuyo caso la
mezcla fluida se “aplastaría” y habría que sacar las piezas para volver a
colocarlas)
En cambio, se usan mezclas más pastosas
cuando se coloca revestimientos cerámicos sobre paredes, por el riesgo de que
el material se “chorree”, o cuando la carpeta, o cualquier otra base, sea irregular.
En este último caso vas a tener que colocar pegamento de más en algunos puntos,
para corregir los niveles, y es conveniente una mezcla más seca, más pastosa, aunque tengas que golpear con un mazo de goma para acomodar las piezas. Si la mezcla es
muy blanda, fluida, y alguna pieza se hunde, vas a tener que sacarla, limpiarla,
cargarla con material y volver a colocarla. Y así el trabajo se dificulta, se
ensucia, y se pierde el tiempo innecesariamente.
Con el tiempo, y con la experiencia ganada,
vas a poder calcular las proporciones sin medirlas, “a ojo”. Pero para los
primeros intentos te conviene usar una medida fija, (por ejemplo un tarro de
pintura de 1 litro), para ir agregando los materiales al balde. Si empezás
trabajando “a ojo”, y ponés demasiada agua de entrada, vas a tener que agregar
demasiado polvo. Se te va llenar el balde y no te va a dejar revolver con la
cuchara cómodamente.
pegamento para cerámicas
La consistencia ideal de la mezcla
Si bien, a la larga, la experiencia te va a
decir cuando una mezcla está a punto para la colocación, en general podemos dar algunas indicaciones:
- El brillo de la mezcla suele indicar la cantidad de agua que contiene.
Una mezcla muy brillosa va a ser demasiado fluida y una mezcla opaca
probablemente esté demasiado seca o dura para usarse.
- La cuchara también nos puede indicar la consistencia ideal. Si levantás
un poco de la mezcla con la cuchara de albañil el material no se tiene que deslizar de ella. Tenés que
poder, inclusive, dar vuelta la cuchara y que la mezcla no se despegue. Ni las
mezclas demasiado fluidas, ni las demasiado secas, se mantienen bien adheridas a la cuchara.
- Otra manera de verificar la consistencia ideal es nivelar la mezcla
dentro del balde, y hacer un surco con la punta de la cuchara. Los bordes del
surco se tiene que ir cerrando lentamente.
- Una manera más de verificar la consistencia de la mezcla es tomarla
entre los dedos índice y pulgar, y separarlos. La mezcla tiene que “estirarse” un poco antes de cortarse. De esa manera
estará asegurada la adherencia ideal.
La limpieza de las herramientas
Al terminar el trabajo suelen quedar baldes,
cucharas, fratachos y espátulas cargadas (sucias) con material. Al ser un producto
tan adhesivo, limpiarlos y lavarlos con agua no son la mejor opción. Te
conviene:
- En el caso de las herramientas de mano, esperar que se seque un poco
el material y sacar la mayor parte raspándolas. Después, sí, podés lavar los restos de material con agua
- En el caso de los baldes, esperar a que el material seque llevaría
demasiado tiempo. Así que te conviene buscar un poco de restos de obra, de
cascotes y arena, volcarlos adentro del balde y revolverlos con la cuchara de
albañil para que absorban la parte líquida
y que, a la vez, vayan raspando el material pegado. Después, sí, podés
hacer un enjuague final con agua, aunque no es indispensable. Sobre todo porque en
algunas obras menores es difícil encontrar un lugar dónde tirar el agua sucia de obra.
Recapitulando
- En un principio, respetar las proporciones indicadas por los
fabricantes, midiendo con algún envase
- Colocar primero el agua e ir volcando el polvo en forma de lluvia,
mientras se va revolviendo para que no se formen grumos
- Elegir la consistencia ideal, de acuerdo al trabajo que se vaya a
hacer
- Para la limpieza de las herramientas hacerlo “en seco” en vez de tratar de lavar todo con agua
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