Descripción del formón
El formón
es, probablemente, la herramienta más característica del carpintero. Cuando no se
contaba con la cantidad de máquinas eléctricas, portátiles y de banco, que
existen hoy, el formón se usaba en muchas de las tareas propias de cualquier taller de
carpintería y/o de ebanistería.
El
formón es una herramienta de corte de madera y, básicamente, consta de una
parte metálica, la hoja, con uno de sus extremos en forma de bisel afilado, y
un mango, de madera o de plástico, en el otro extremo. El bisel es la parte más
importante de esta herramienta, y mantener su filo en buenas condiciones es la
clave para que la herramienta siempre se pueda usar efectivamente, y con seguridad. Un formón
mal afilado, además de producir resultados finales pobres, es peligroso por el
exceso de fuerza que hay que aplicarle para su uso.
Uso del formón
Dimensiones de los formones
Los formones
tienen un largo más o menos unificado. Normalmente, varían entre los 20 y los
25 centímetros de un extremo al otro. En
cuanto al ancho de la hoja, que es lo que en realidad importa, los más usados
varían entre ¼ de pulgada, o sea aproximadamente 6 mm y 1 pulgada (25 mm). La expresión
en medidas inglesas es porque los formones son una de las tantas cosas que
todavía se denominan en esas medidas. Hay, también, formones más angostos, de 3
o 4 mm, y otros más anchos, de hasta 40 mm.
Distintas medidas de formones
Cómo se usa un formón
Habitualmente,
el formón se usa en combinación con otras herramientas (taladros, sierras, etc)
para facilitar su uso y lograr mejores resultados. Se lo puede manejar de dos
maneras:
- Se lo puede usar golpeándolo por el mango (que está preparado para
ello) con una maza o martillo, para retirar una mayor cantidad de material, al
comienzo de un trabajo
- Se lo puede usar manejándolo sólo con las manos, para obtener
resultados mucho más exactos, en la parte final de un trabajo
Si bien
en ambos casos el formón tiene que estar en buenas condiciones de trabajo, es
cuando se lo usa sólo con las manos que se le tiene que prestar especial
atención a su afilado.
Cómo se afilan los formones
Si el
formón se mantiene en buenas condiciones, tal vez se lo pueda afilar sólo a
mano, con piedras de afilar de distintos granos, pero, en general, se comienza
el afilado con una amoladora de banco (con una piedra fina) hasta darle la
forma adecuada, y se termina con piedras de afilar, siempre al agua.
Cómo se afila un formón
El cuidado de los formones
Siendo un
buen filo la principal característica de un formón, resulta obvio que no se lo
debería usar para otras tareas que no tengan que ver con la madera. Ni siquiera
se lo debería usar con cualquier madera, sino con la que se lo va a usar normalmente.
Y siempre madera nueva. La forma más rápida de estropear el filo de un formón
es tocando un clavo oculto en una madera reciclada.
Tampoco
se debe permitir que lo ataque la humedad, ni alguna sustancia corrosiva que lo
pueda afectar. Y cuidar de que no caiga al suelo, porque suele caer de punta con las consecuencias que uno puede imaginar.
Y,
siendo el filo tan delicado, no se lo debería guardar mezclado con otras
herramientas en una valija o cajón. Ni siquiera con otros formones en forma
suelta. Lo ideal, para tener una herramienta que no haya que afilar
constantemente, y que dure en el tiempo, es guardarlo en una funda individual,
o en una caja donde cada formón tenga su propio lugar, sin posibilidad de
movimiento. Y, finalmente, si hubiera que guardarlo, o transportarlo, mezclado con
otros formones habrá que proteger el extremo biselado con alguna pieza de
cuero, goma o espuma adecuada.
Cómo guardar los formones
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