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domingo, 28 de abril de 2019

MORTEROS Y HORMIGONES


GENERALIDADES


Los materiales aglomerantes se utilizan fundamentalmente para vincular (aglomerar) elementos pétreos entre sí, siendo necesario, para que desarrollen su poder de aglomerar, agregarles agua. Este conjunto de aglomerante y agua rara vez se utiliza en estado puro, debiendo generalmente adicionarse materiales, denominados agregados, constituidos en su forma más común por las arenas, que son pétreos, natural o artificialmente subdivididos en trozos o partículas resistentes de forma y tamaño estable, cuya función específica es actuar como material inerte en morteros y hormigones.

Ello es motivado por dos razones: una económica y otra tecnológica. Los elementos que hay que vincular, ladrillos, piedras, etc., no tienen por lo común caras perfectas, sino que son más o menos irregulares y rugosas. Por lo tanto, la cantidad de aglomerante que se debe utilizar para formar una junta de espesor compatible con las irregularidades de los elementos es grande y, por lo tanto también lo es el costo. De allí que se comprenda que es económicamente conveniente aumentar el volumen del mortero con un material más barato que el aglomerante y ello se consigue incorporando al mismo algún agregado, por ejemplo: arena (razón económica).

Además, algunos aglomerantes tienen tendencia a la contracción, la que se manifiesta cuando se produce el fragüe, endurecimiento y desecamiento y, como la contracción no es uniforme ni libre, se traduce en el fracturamiento de toda la masa de aglomerante, lo que trae como consecuencia la pérdida parcial o total de su resistencia (razón tecnológica).

Por estas razones no deben, en general, utilizarse los aglomerantes puros, con excepción del yeso, con el que se consiguen las mejores condiciones cuando se usa solo, sin más adiciones que el cemento, el que en algunos casos, bajo condiciones especiales, puede utilizarse también puro, aunque resulta caro y tiene tendencia al fisuramiento por la pequeña contracción que siempre experimenta.

Por lo tanto, para evitar los inconvenientes tecnológicos y económicos que surgen al utilizar solamente aglomerantes y agua, es necesario hacer adiciones de elementos correctores de los mismos. Estas adiciones. Como se ha dicho, constituyen los agregados, que son productos normalmente inertes, constituidos en su forma más común por arena.


Definición y funciones de los MORTEROS


Se llama mortero al conjunto constituido esencialmente por un aglomerante, un agregado fino y agua, que después de amasados constituyen una masa plástica, la que en general puede cumplir dos funciones, a saber:

Principal: el mortero cumple esta función cuando constituye una estructura de por sí, por ejemplo cuando se lo utiliza para crear un revoque, que es una estructura integrada por una o varias capas de morteros, que se aplican sobre un paramento cuando este no tiene las condiciones que se requieren.

Complementaria: el mortero cumple esta función cuando, conjuntamente con otros elementos, forma una estructura; es el caso de las paredes o muros formados por ladrillos, bloques, piedras, etc., que, conjuntamente con un mortero colocado entre cada uno de ellos, constituye lo que se denomina mampostería.

Cabe citarlo cumpliendo también funciones complementarias cuando se usa como adhesivo para asentar mosaicos, baldosas, revestimientos, etc.


Definición y funciones de los HORMIGONES


Si a los morteros se les agregan elementos pétreos de mayor tamaño que la arena, constituyen los denominados hormigones. El agregado grueso desempeña en el hormigón una función paralela a la de la arena en el mortero; da al conjunto volumen y resistencia con un material barato.

Las funciones que pueden llegar a cumplir un hormigón pueden concretarse en tres fundamentales que son: resistente, relleno y aislante.

Cumple funciones resistentes cuando, solo o conjuntamente con barras de acero (en este caso denominado hormigón armado), forma estructuras cuya finalidad fundamental es la de soportar cargas o esfuerzos. En otros casos, no tiene como función fundamental la resistencia sino que se lo utiliza por su volumen, como por ejemplo, para modificar o regularizar distintos niveles, cumpliendo así la misión de relleno. Se lo puede utilizar también como modificador de las condiciones de confort de un determinado local, regulando las ganancias o pérdidas de calor, en cuyo caso la función fundamental sería la de aislante. En cualquiera de los tres casos citados el hormigón forma, de por sí, una estructura.

Un elemento común en los morteros y hormigones es el agua, la que actúa como plastificante y como agente de reacción, para provocar el fragüe y, posteriormente, el endurecimiento.


Componentes de los morteros y hormigones


Los componentes fundamentales de los morteros y hormigones pueden clasificarse de la siguiente manera:
  • Aglomerantes: cales, cementos, yesos, etc.,
  • Agregados finos: arenas naturales o artificiales
  • Agregados gruesos: cantos rodados, piedra partida, cascotes, etc.
  • Agregados especiales
  • Aditivos: plastificantes, retardadores de fragüe, impermeabilizantes, etc.
  • Agua.


DOSIFICACIÓN


Se llama dosificación a la proporción relativa entre los distintos componentes de una mezcla. La definición de esa proporción, para un determinado mortero u hormigón, deberá cumplir dos condiciones básicas:

Que el operario pueda, en condiciones de obra y con sus habituales elementos de trabajo, preparar la mezcla indicada, en cantidad y calidad adecuadas.
Que el proyectista y/o calculista de costos de obra pueda analizar, en el estudio, el precio de dicha mezcla, a efectos de integrar el presupuesto de la obra.


En la obra


En este caso es necesario manejar los materiales como volúmenes o partes. Es decir que, si hablamos de un mortero clásico como el de cemento y arena (comúnmente denominado concreto), el método de dosificación a utilizar será mezclar una parte de cemento por cada tres partes de arena. Este dato es independiente de la capacidad, expresada en unidades de volumen que tenga el recipiente utilizado para medir los materiales. Este puede ser una cuchara, un balde, un canasto o una carretilla. En obra se indica la utilización de una mezcla que se expresa como 1 : 3 .

Si bien esta manera de especificar no da garantías sobre la proporción final de la mezcla obtenida, puesto que un balde puede llenarse más que otro o, inclusive, pueden usarse simultáneamente baldes con ligeras diferencias de capacidad, el método es suficientemente aproximado para los trabajos generales de albañilería, los que se pueden ejecutar correctamente con una gama apreciable de variaciones en la dosificación.

No es así en el caso de los hormigones, cuya composición debe ser exacta, dado que se deben considerar cuestiones técnicas (ajustados cálculos estructurales) tanto como cuestiones económicas (debido al alto costo relativo del cemento). Para los hormigones se utilizarán, en la medida de lo posible, elementos medidores que generen menor margen de error. De cualquier manera, los hormigones correctamente dosificados, y de calidad controlada, solo se obtienen de plantas elaboradoras especializadas.


En el estudio


Para obtener el costo de la mezcla, se podría utilizar métodos de cálculo basados, solamente, en el peso de cada material participante, aunque el trabajo se tornaría algo engorroso, dada la problemática de la relación de los pesos con los volúmenes reales y aparentes, y la forma de presentación comercial de los materiales de construcción. De allí que se opta por un sistema mixto, de unidades de volumen y pesos, de acuerdo a como se compra, y se paga, los distintos componentes de los morteros y hormigones.

Para el caso citado del concreto, se utilizan valores, surgidos de secuencias de fórmulas y habitualmente tabulados, el valor de una determinada cantidad de ese mortero se obtiene a partir de saber que por cada metro cúbico de concreto preparado se utilizan 510 kg de cemento y 1,09 m3 de arena. El cemento será expresado, para el análisis del precio final, en bolsas de 50 kg.


Cálculo de materiales


Todo cálculo sobre dosificaciones es planteado, inicialmente, en forma teórica. Pero deberá verificarse, y corregirse si fuese necesario, según los rendimientos y resultados obtenidos en obra. Y, aún así, de una obra a otra los datos pueden diferir, al intervenir, en las preparaciones, materiales que no siempre son uniformes en lo que respecta a: granulometría, contenido de humedad, compacidad, calidad de origen, temperatura y humedad ambiente, métodos de amasado, responsabilidad del personal, etc.

Para dar una base de uniformidad y comparación en nuestras obras, podemos utilizar alguna de las tablas que se encuentran en los libros de texto, los que confeccionan las empresas constructoras o nuestras propias tablas, originales o modificaciones de otras, que deberán expresar, para cada tipo de mezcla, su proporción en partes (para la obra) y en volumen y/o peso, para los cálculos de tablero.

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