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domingo, 15 de diciembre de 2019

CÓMO COLOCAR UNA PUERTA, PASO 3


Tercer paso: aplomar la puerta


El procedimiento para colocar una puerta está desarrollado en varias entradas. Si todavía no las viste, te recomiendo leer:


El aplomado de las puertas


En este paso se busca presentar la puerta, y amurarla de la forma más vertical posible. A esta operación se la denomina “poner a plomo”, en referencia a la herramienta que históricamente se uso para ello: la plomada. Ésta consta de un cierto peso colocado al final de un hilo y que, cuando se lo deja colgar libremente y quedar inmóvil, marca la perfecta verticalidad. Si no estás al tanto de cómo se usa una plomada te recomiendo ver, acá, la plomada y su uso. Si bien la plomada fue, y es todavía, la herramienta más usada y exacta, también se puede aplomar con un nivel tipo “laser”, o con un nivel de mano (o de  burbuja), si es lo suficientemente largo y está en buenas condiciones.

La necesidad de “poner a plomo” rige para todos, o casi todos, los componentes de una obra de construcción típica,  pero en el caso de las puertas toma más importancia porque de quedar “fuera de plomo” podría suceder que, al abrir la hoja,  ésta terminara rozando contra el piso, rayándolo; y hasta podría trabarse y no abrir del todo.  Por otro lado, las puertas mal aplomadas van a tender a abrirse, o cerrarse, cuando queramos dejarlas entornadas, o a medio abrir.  Además, una puerta mal aplomada señala ese defecto inmediatamente con respecto a una pared bien hecha, bien vertical, empobreciendo así el resultado final del trabajo.

Método de aplomado de una puerta


Suponiendo que ya cumpliste con lo que se describió en el Paso 1 (ubicación y alineación con la pared, y en el Paso 2 (nivelación con respecto al piso), sólo queda preocuparse por que la puerta quede bien vertical. Se lo hace apoyando la plomada sobre cada una de las “patas” o jambas del marco, y se busca el plomo moviendo la puerta hacia uno u otro lado, liberándola del peso de los tirantes o puntales cargados, descritos en el Paso 2. Tal como se ve en la figura 1, se levanta el tirante correspondiente, se corrige la posición y se vuelve a apoyarlo.


Figura 1

De esta manera, accionando sobre cada jamba en forma independiente, se busca que el marco quede a plomo, tal como se ve en la figura 2. Durante estas operaciones hay que tener que tener mucho cuidado en no modificar las otras dos condiciones (alineación y nivelación) que debe cumplir una puerta bien colocada.


Figura 2

Recomendaciones finales


Es conveniente que durante los Pasos 1 y 2 se vaya controlando la vertical de la puerta, aunque sea con un nivel de mano, para que las correcciones a hacer en este Paso 3 sean las menos posibles. Cumplidos los 3 Pasos, es necesario levantar las paredes y amurar la puerta lo antes posible para evitar que un movimiento accidental la saque de posición. En el transcurrir habitual de una obra ésto puede pasar, así que si, por ejemplo, la puerta tuviera que ser amurada al día siguiente de presentada, sería conveniente volver a controlarla antes de su fijación definitiva. Para estar más seguro.

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