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sábado, 18 de mayo de 2019

LA PLOMADA, SU USO


Descripción de la plomada



La plomada, en sí, es un cuerpo metálico que cuelga de un hilo, el que, al quedar en reposo, marca una dirección vertical perfecta. Esto es así por el efecto de la gravedad terrestre sobre todo los cuerpos que tengan masa.


Hay algunas variantes de plomada, pero la más común entre nosotros es la de un cuerpo cónico, con la punta hacia abajo, y un chapita metálica cuadrada, con una perforación en el medio, por la que pasa el hilo. La distancia del centro perforado al borde debe ser igual a la que hay entre el punto de fijación del hilo y la parte exterior del cono, tal como se ve en la figura 1.



Figura 1

La plomada, su uso


Una de las maneras de usar la plomada es aplicando la chapita cuadrada contra la parte superior del elemento que se quiera poner a plomo y verificar que el borde del cuerpo cónico apenas roce la parte inferior, tal como se ve en la figura 2 a. Pueden ocurrir dos situaciones distintas:


  • Que en la parte inferior quede luz entre el cono y el elemento, en cuyo caso se dice que la plomada “vuela”. Figura 2 b.
  • Que en la parte inferior la plomada quede firmemente apoyada, sin movimiento, en cuyo caso se dice que la plomada “duerme”. Figura 2 c.

El uso de estos términos aparece cuando dos personas están realizando la medición y se necesita de un código para indicar, el uno al otro, cual es la posición de la plomada. En ambos casos ser deberá corregir la posición del elemento hasta conseguir el resultado buscado.

Figura 2


La otra manera de usarla es tomando como referencia el hilo y la punta del cono para hacer la medición. Es útil cuando se hace necesario “bajar” algún punto alto al suelo. Se aplica el hilo al punto que se quiere trasladar y se va soltando la plomada hasta que la punta toque el suelo. Y se marca allí. Sirve para trasladar, por ejemplo el borde de un techo al suelo para saber cuánto cubre de un determinado piso. O cuando hay que bajar al suelo, o al fondo de una zanja, el cruce de dos hilos que surjan del replanteo de la obra. Ver figura 3 a y b.



Figura 3



Uso de la plomada para generar desplomes


Llamamos desplome a la pérdida de verticalidad de un elemento en la obra. Estos desplomes suelen ocurrir de manera no deseada, por errores de construcción. Pero, a veces, son requerimientos del proyecto de la obra, son “a propósito. Y se los puede definir como de x cantidad milímetros, o centímetros, por cada metro vertical. El método práctico para llevarlo a cabo, sin errores, es interponer, entre la chapita y la superficie a medir, un separador que sea de la medida del desplome buscado, y dejar colgando el borde del cono a un metro de distancia. Cuando la plomada quede en reposo de la manera indicada el elemento estará fuera de plomo en la medida exacta pedida. Vemos un ejemplo en la figura 4.


Figura 4

Otros formas de uso de la plomada


  • En los tiempos en que no se disponía de los instrumentos óptico-electrónicos actuales, como los del tipo Laser, en construcciones de cierta altura se colgaba, desde lo más alto, un peso muerto (p.ej. dos ladrillos) al final de un alambre, y ese elemento se usaba, en los diferentes pisos, como referencia vertical para las tareas de construcción.
  • También se solía usar la plomada para controlar la horizontalidad, o para medir diferentes pendientes. Se lo lograba aplicando la plomada a un triángulo de madera sobre cuya hipotenusa se hacían marcas que se correspondían con las diferentes pendientes posibles, tal como se ve en la figura 5.

Figura 5
  • El viento es un enemigo de la exactitud en las mediciones con plomadas. Por más que sean elementos metálicos con cierto peso propio, el viento las puede afectar sin que nos demos cuenta. Un recurso para poder usarla en zonas ventosas es hacer las mediciones dentro de un caño vertical, al amparo del viento, y usar la cara externa para las comparaciones. Ver figura 6. Es un recurso de emergencia pero útil, a veces, cuando quedarse a esperar a que el viento amaine no es una opción.

Figura 6









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